Círculos de poder, logística y performatividad: la Bolsa de Comercio de Santiago
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Resumen
La Bolsa de Comercio de Santiago, diseñada por Emilio Jéquier en 1914, fue construida durante el auge económico del salitre para albergar el intercambio de títulos mineros. Este edificio es singular desde su origen, pues se sitúa en una manzana triangular, una excepción del damero fundacional del centro de la capital. Su diseño está determinado por este particular emplazamiento y por un contexto de transición disciplinar, exponiendo una tensión entre las posibilidades tecnológicas de un sistema constructivo racionalizado en acero y una preocupación estética por las composiciones geométricas y el cuidado diseño y ornamentación de sus interiores. Por otra parte, contiene dos edificios en uno: la barra perimetral de programa administrativo y el centro que contiene cinco habitaciones de planta circular. El espacio
jerárquico —la gran rueda central para la compra y venta de acciones— fue un interior simbólico del sistema económico de Chile. Su geometría circular no fue sólo emblema y escenario comercial, sino también instrumento logístico que aseguraba la transparencia de las transacciones llevadas a cabo en su interior. Tras la digitalización del mercado bursátil, este edificio enfrenta un estado de vaciamiento y obsolescencia programática. Sin embargo, la versatilidad de la
forma circular y su cualidad polisémica facilitaría la inyección de nuevos usos que permitan que este interior responda a los desafíos futuros de la sociedad y de la ciudad de Santiago.
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