Cuatro ejes marcaron la coyuntura de Honduras durante el 2013. Uno, la persistencia de la violencia y criminalidad que han ubicado al país como el más violento del mundo. Dos, el enfrentamiento entre el gobierno y los grandes medios de comunicación por las reformas legislativas al sector de telecomunicaciones. Tres, la creciente protesta social ante la profundización de las medidas neoliberales, y la criminalización por parte del gobierno, en especial de las movilizaciones de los maestros, indígenas, grupos afrohondureños y campesinos. Y cuatro, las elecciones generales, cuyos resultados cuestionados le permitieron al oficialismo continuar en el gobierno. Sin embargo, los resultados electorales evidencian que en Honduras está en curso un proceso profundo de reconfiguración del sistema de partidos políticos.