El primer año de gobierno del presidente Guillermo Lasso en Ecuador se ha caracterizado por su debilidad estructural en medio de un clima marcado por la inestabilidad política, denuncias de corrupción y narcotráfico mientras la oposición y los actores sociales se han ido fortaleciendo. El enfrentamiento Ejecutivo-Legislativo y el bloqueo del sistema político han impedido a Lasso llevar a cabo políticas y reformas sustanciales. El objetivo del presente artículo es analizar, por una parte, los factores que exponen la debilidad del gobierno de Lasso y, por otra, el comportamiento político y la canalización de demandas del movimiento indígena a través del uso de la violencia. Tras exponer los elementos de la debilidad del gobierno ecuatoriano y sus estrategias de supervivencia junto a los problemas de corrupción y narcotráfico que este está enfrentando, se analiza el papel del movimiento indígena y la institucionalización de la política confrontacional.