Conjeturas sobre las tendencias que tomarán las relaciones civiles-militares en Chile y su impacto sobre el régimen democrático no pueden basarse sólo en conclusiones que se extraigan del estudio de la muchas veces turbulenta década de 1990. Un análisis sólido debe partir de una mirada histórica más profunda. El periodo posautoritario de la década de 1990 puede compararse con periodos germinales previos, tales como el periodo que siguió a la profesionalización militar de fines del Siglo XIX y las décadas que siguieron al retorno a la democracia en 1932. Esos dos periodos estuvieron caracterizados por tendencias que llevaron a una temprana bifurcación entre las élites civiles y militares. La brecha que se abrió entre ellas fue perversamente cerrada a través de golpes militares. El periodo posautoritario reciente se compara positivamente con aquellos, lo que hace posible alentar un optimismo condicional. El artículo compara esos periodos y explica las razones de ese optimismo así como de su condicionalidad.