En este artículo se verifica la relevancia de un vicio político específico, la adulación, en las ideas de John Locke. Se muestra que para Locke la adulación proviene de agentes ilustrados que incitan a los aspirantes al poder recurriendo al orgullo que típicamente los caracteriza. Este vicio político, por ende, hace peligrar a los regímenes de poderes limitados y desconcentrados, ya que induce, a través del cultivo del orgullo, un deseo desmedido por el poder y el dominio sobre otros. Así, se precisa la importancia de la capacidad ciudadana para contener las pasiones y los vicios, propia además de la filosofía moral y de la educación de Locke, con vistas a la construcción y el mantenimiento de un régimen limitado, basado en el consentimiento, y protector de la vida libre.