Este ensayo argumenta que el auge latinoamericano reciente tiene su origen en la coincidencia de una bonanza de precios de materias primas (más de productos mineros que agrícolas) con condiciones de financiamiento externo excepcionales. Se ha reflejado en una reducción del endeudamiento externo y una acumulación de reservas internacionales, pero no en austeridad fiscal, y ha reforzado la especialización tradicional de la región en exportaciones basadas en recursos naturales. Junto con el menor crecimiento de la oferta laboral, ha facilitado el aumento de la tasa de ocupación y la difusión de los beneficios del auge a un conjunto más amplio de la población, pero no ha logrado revertir el deterioro acumulado en la calidad de los puestos de trabajo.