En un año sin elecciones y un nuevo gobierno histórico, 2009 parecía un año lleno de posibilidades de cambio importantes en las políticas del gobierno y en el proceso político. Sin embargo, las debilidades internas de la coalición que llevó a Fernando Lugo a la presidencia en 2008, los límites de las facultades reales del Poder Ejecutivo, y los grandes desafíos presentados por la estructura socioeconómica de Paraguay y por la herencia política de más de 60 años de gobierno de partido único hicieron de 2009 un año en el cual muy poco parecía cambiar.