Este artículo analiza el legado institucional del gobierno de Bolsonaro sobre la democracia brasileña, con efectos en 2023 y más allá. Enfocándose en el reequilibrio del poder del ejecutivo en relación con otros poderes, argumentamos que el fallido intento de golpe de Bolsonaro expuso las limitaciones de las salvaguardias del régimen existente. Primero, la activación de los militares trajo la sombra del poder bruto a la mesa política. Segundo, el mayor apalancamiento que el Congreso ahora ejerce sobre el ejecutivo tiene efectos ambiguos en su disposición para controlar los excesos autoritarios del Presidente. Finalmente, consideramos cómo el conflicto entre el expresidente y la Corte Suprema ha politizado más a la corte, afectando potencialmente su reputación pública y haciéndola un objetivo más probable para futuros ataques dentro del sistema político. Sugerimos que, aunque la democracia ha resistido, no es inmune a retrocesos. Discutimos brevemente cómo este reordenamiento dará forma al escenario para la presidencia de Lula y el Partido de los Trabajadores en los próximos años.