Se plantea que el comportamiento democrático no constituye un rasgo heredado, debe ser enseñado por la familia y la escuela desde edades tempranas. Los enfoques de enseñanza del pensamiento muestran que sujetos que no utilizan destrezas intelectuales de nivel superior en forma espontánea logran nivelar su desempeño si se aplica una intervención pedagógica determinada. Así se afirma que la enseñanza del pensamiento aumenta la equidad. Se comparan enfoques restringidos de enseñanza del pensamiento con enfoques amplios y comprensivos que contemplan la interrelación entre la independencia del pensamiento, la integridad moral y la responsabilidad ciudadana. El resultado esperado es la formación de un conjunto de hábitos mentales llamados por algunos “virtudes intelectuales”.