El cambio en educación puede significar progreso, pero también ser amenazante, especialmente para los profesores. El temor es parte del cambio, lo que se hace con él es lo que marca la diferencia: si enfrentamos el cambio como una comunidad, los sentimientos de temor y desamparo empiezan a desaparecer. El artículo presenta un modelo para el cambio en educación, teniendo como base la idea de transformar la escuela en una comunidad de aprendices. Cuando los adultos al interior de la escuela se comprometen con la meta, no sólo cognitiva sino también afectiva, de promover su propio aprendizaje y el de sus colegas, toman en serio su aprendizaje, lo valoran y lo promueven, los estudiantes se dan cuenta y ellos también empiezan a aprender. Convertirse en una comunidad de aprendices es un proceso que toma tiempo y esfuerzo, porque las escuelas tienen que inventar y proporcionar las condiciones para que el aprendizaje florezca. Si la cultura de la escuela no cambia, ningún programa, estructura o método nuevo, producirá cambios importantes. Se presenta una propuesta de acción, centrada en las necesidades de los profesores y orientada a producir cambios en la cultura de la escuela a través de un proceso de cinco etapas. que permite iniciar una experiencia de aprendizaje colaborativo entre educadores.