Vida y materia: Bergson y la Termodinámica clásica
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Resumen
La termodinámica clásica establece una oposición irreducible entre vida y materia. El universo dibujado por ella tiende de manera irreversible, debido a una continua disipación de energía, a un estado de equilibrio o reposo, la llamada «muerte térmica». En este universo, la vida, su actividad y su evolución aparecen como externas y fortuitas, permitidas, pero no explicadas por las leyes de la termodinámica. La vida aparece casi anti-natural o milagrosa en un universo muerto o en vías de morir. El filósofo francés Henri Bergson intenta superar esta contraposición de vida y materia con su concepción de un universo en continua creación conducido por un élan vital. Este impulso vital es fundamento tanto de la vida como de la materia, y la organización de los seres vivos y su evolución, la evolución creadora, necesitan de ambos principios para su concreción. Sin embargo, la propuesta de Bergson no logra establecer una verdadera unidad de vida y materia. Mantiene la dualidad de estos principios, a pesar de su complemento, y deja sin responder por ejemplo cómo es posible el surgimiento de la vida a partir de la propia materia.
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