La figura del Cristo Médico y la acción terapeútica del gnóstico en Evagrio Póntico
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Resumen
La figura del Abba, central en el monacato cristiano primitivo, recibe en el pensamiento de
Evagrio Póntico, primer sistematizador de la espiritualidad monástica, la significativa denominación de “Gnóstico” pues se trata del monje que ha alcanzado un cierto grado de ciencia espiritual –natural primero, sobrenatural después- luego de haber atravesado la Praktiké. Esta última constituye, en la comprensión evagriana del itinerario cristiano, la primera etapa del progreso espiritual caracterizada principalmente por el cumplimiento de los mandamientos con el fin de obtener la virtud. Al cabo de la Praktiké, se alcanza la apátheia (establecimiento de un estado katà phýsin de la parte pasional, que no supresión de ésta) que constituye una condición propicia del alma para recibir la ciencia presente en las cosas y en los seres racionales. Evagrio llama “gnóstico” a quien ha recibido por lo menos las primicias de esta ciencia o gnosis. Sitúa así aquel “ministerio de la palabra” que el monacato asigna al Abba, en el marco de su esquema de la vida cristiana, atribuyéndole una función medicinal que encuentra en la figura –cara al cristianismo tardoantiguo- del Cristo médico su arquetipo, su especificidad y su raíz. Nos interesa examinar en esta ocasión el modo en que aparece esta figura del Cristo en la obra de Evagrio Póntico y cómo ella constituiría el modelo y la raíz del ministerio terapeútico que, en el pensamiento evagriano, puede ejercer el gnóstico.
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